jueves, 13 de junio de 2013

Espejito, espejito...

   Frío. Te abrazas el cuerpo con los brazos. No sientes calor.
   Frío. Dolor. Te aprietas fuerte las costillas. No es más que el corazón.
   Frío. Gritos. Nadie más los oye. Todos en tu contra.
   Frío. Susurros. Nadie se quedará a tu lado. Todos se han marchado.
   Frío. Lloras. No vales nada, nadie te merece. Eso es lo que gritan.
   Frío. Sudor. Te recorre helado por la espalda.

   Gritas.
   Cállate. Cállate. Cállate.

   Calor. Las lágrimas arden cuando ruedan por tu rostro.
   Calor. Dolor. El sabor metálico y cálido de la sangre en tu boca.
   Calor. Gritos. Nadie querría a nadie como tú. Se encienden tus mejillas.
   Calor. Susurros. Haz que callen. Por favor. Haz que callen.
   Calor. Lloras. Esa presión asfixiante. Está en tu cabeza, en tu pecho, en todas las jodidas partes.
   Calor. Sudor. Te sudan y alzas las manos.

   Que pare, joder. Que pare.
   Golpe. Gritos. Huye. Rápido. Huye.

   Calor. Frío. Miedo. Silencio.
   Cristales rotos. Malditos espejos.

   Por fin.
   Se calló tu puto reflejo.