sábado, 31 de marzo de 2012

El amor nos vuelve tontos.

+¿Sabes? A veces pienso que esto no es real.

-¿Por qué dices eso?

+Porque no me creo que alguien como tú esté con alguien como yo.

-¡Ja! ¿Eso es un insulto?

+¡Pues claro que no! Es todo lo contrario. Tú eres el típico chico malo y guay, y yo la típida niña tonta.

-Pues sí, eres muy tonta.

+¿Ves? Hasta tú lo dices…

-Digo que eres tonta por pensar en eso. ¿Cómo no iba a estar alguien como yo, con alguien como tú? Si eres perfecta.

+Vale, ahora el tonto eres tú.

-No soy tonto, soy realista.

+Eres un tonto mentiroso.

-Vale, soy muy tonto. Pero no un tonto ni mentiroso, ni guay, ni subrealista. Sino un tonto enamorado.

+Pues estás enamorado de una chica muy tonta. De otra tonta enamorada.

                                 

Hey! You're in love.

  Y llega un momento en el que te das cuenta. Tal vez sea por tu sonrisa o tal vez por ese cosquilleo en el estómago, pero lo sabes. Te has enamorado. Ya has pasado por esto antes, y sabes lo que se siente.
Y la verdad es que estás feliz, sientes mucha euforia, pero también miedo.
¿Miedo a qué? Pues a sufrir. Puedes darlo todo de ti, pero tal vez para esa persona nunca sea suficiente. Tienes miedo de que te rompan el corazón, porque después de mucho tiempo intentando reconstruirlo, ha llegado alguien a tu vida capaz de conservarlo intacto. Pero temes que no pueda hacerlo, o simplemente que juegue con él. No es un juguete, y sabes perfectamente lo que duele que se rompa.
No debes correr riesgos, sin embargo darías cuanto fuera por huir corriendo de su mano.

  Aquí es cuando la cabeza pregunta: ¿Merece la pena?
Entonces le miras, y una gran sonrisa aflora en tus labios, sin que puedas ni quieras evitarlo.
Y el corazón responde:
Si lo sabes, ¿para qué preguntas?

Anything.

  Hoy me he puesto a pensar y he llegado a la conclusión de que todo se ha acabado.
Repaso nuestras conversaciones y me pregunto qué fue del amor, de los sueños, de las ilusiones, de la felicidad, de la fe, de las alegrias, de la confianza, de la tristeza y peleas. Qué fue de nosotros.

  Nos fuimos separando poco a poco sin darnos cuenta, hasta estar tan separados que hicieramos lo que hicieramos, no podríamos habernos unido de nuevo. Y no lo entiendo, lo teníamos todo, todo a nuestro alcance, y sin embargo, ¿qué nos queda ya? Nada.
No nos quedan ni sonrisas, ni ilusiones, ni sueños, ni motivos, no quedamos ni nosotros mismos.

  Si tú y yo éramos todo explícame por qué quedó en nada, por qué nos perdimos a nosotros mismos.
Qué fue de nosotros.

sábado, 3 de marzo de 2012

Sigue siempre adelante.

  A veces creo que vivo en un mundo lleno de ilusiones rotas... Veo a la gente rendirse y pienso: "¿Pero por qué lo hacen? Si se rinden, ¿de qué les va a servir? Sería mucho más productivo seguir adelante e intentarlo con todas tus fuerzas. Porque vale, tal vez no lo consigan, pero al menos tendrán la satisfacción de haberlo intentado, de haber luchado con todas sus fuerzas por lo que querían y pensar que han dado lo mejor de ellos, a pesar de fracasar.
Pero qué diantres, ¿por qué tienen que fracasar? Si luchan, pueden conseguirlo. Aunque haya una sola posibilidad entre un millón, merece la pena intentarlo, porque nada es imposible. No, nada, si incluso ya se ha inventado ropa que no se moja o que no hace falta lavarla, si incluso el hombre ya ha llegado a la luna, ¿por qué iba a ser imposible lo demás? Pues no, nada es imposible.
Para llegar a lo más alto, hay que empezar desde abajo."

  Y muchas veces tengo ganas de rendirme, de sentarme a llorar, hundirme y darlo todo por perdido porque la situación me supera. Pero luego recuerdo mi lema de "Sigue siempre adelante", recuerdo a la gente que me apoya y me quiere, y sobretodo, la razón por la que lucho. También pienso que, ¿de qué sirve rendirse? Llorar no va a arreglar nada, hundirse no va hacer que las cosas mejoren, ni por asomo. Tienes que ser fuerte, demostrarles a todos que tú puedes conseguirlo.

  Además, luego veo la película de <<Descubriendo a los Robinsons>> y le doy fuerza a mis argumentos. Veréis, Lewis (el protagonista) es un pequeño inventor, y cuando fracasa siempre se da por vencido. Pero una vez intentando arreglar un invento suyo, algo falló, este explotó, y él se derrumba, en cambio los Robinsons (una agradable familia), le felicita y le aplaude. ¿Que por qué? Pues porque equivocarse es bueno, nos sirve para aprender, no rendirse nunca es lo mejor que podemos hacer, y como dicen en la película: "De las caídas se aprende, del éxito... no demasiado."
Por eso, aunque fallemos 100 veces siempre tenemos que volver a intentarlo, porque quién sabe si lo conseguiremos a la 101.
Si nos empeñamos en pensar que no lo vamos a conseguir, perderemos la oportunidad y la aprovechará otro... Por eso tenemos que luchar, porque nosotros somos el dueño de nuestro destino y nadie más. Por mucho que nos digan que no podemos, por mucho que fracasemos, debemos seguir, no por ellos, sino por nosotros mismos. ¿Es que no lo entendéis? Si no arriesgáis, no ganáis. Luchad por lo que quereis joder, que luego venis llorando por lo que perdeis.

  Y por eso mismo, porque veo a tanta gente rendirse me encantaría que siguieran mi consejo:
                 Nunca te canses de luchar, sigue siempre adelante.