Estoy aquí, sola, sin ti. ¿Dónde estás? Necesito encontrarte. ¿Dónde te has metido? Te has marchado y me has dejado sola en la oscuridad, en esta terrible oscuridad. Hace frío y no tengo tu calor. El camino es largo y estoy cansada de caminar, del dolor. Aún escucho el eco de tu voz, que me susurra que vaya contigo, que me necesitas a tu lado pero, ¿dónde estás? No te encuentro. Quizás sea un reflejo de mi pensamiento, pues hoy te echo de menos...
Me he levantado a tientas, y he caido a la primera. ¿Dónde te encuentras? Necesito que me ayudes a seguir.
Tengo miedo, y tú no estás aquí. Dime, ¿dónde estás? No te veo.
No, no quiero reconocerlo. No te has marchado, no para siempre. ¿Dónde te has metido? Esto debe de ser un juego, sí, eso es, enseguida aparecerás con tu sonrisa e iluminaras mi sendero.
Tengo miedo y frío, no quiero seguir jugando. ¿Dónde te has escondido? Sal ya, te necesito. Por más que grito tu nombre no apareces. ¿Dónde estás? Esto ya no tiene gracia.
No… no es un juego. Te has ido. Para siempre. ¿Por qué? Sabes que te necesito para seguir, sabes que te quiero. ¿Por qué te has marchado? Te has llevado mi sonrisa, mi felicidad, mis ganas de vivir. Te lo has llevado todo.
¿Por qué lo has hecho? Me has dejado sola, en la oscuridad, y no hay nadie que me proteja. No hay nadie que me de calor y me alumbre el camino. Pero aún sigo escuchando el eco de tu voz.
¿Dónde estás? Te necesito, y tú no estás aquí.
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